23.5.12

No hay peor ciego que el que no recoge sus lentes de contacto a tiempo.



Fig. 1.1 Autoretrato


Uno de mis lentes de contacto se partió en dos, sin avisar siquiera. Me puse el izquierdo, luego me lo puse en el derecho, pero sigo golpéandome en los muebles y tropezando con el único escalón que hay en la oficina. Mientras escribo esto cierro el ojo inútil. 

Lo único bueno de esto es que tengo un pretexto genuino e infalible para limpiar o hacer cualquier cosa y que cuando por fin recupero visión completa, todo se ve mucho más bonito y brillante... ah! Además puedo ver de cerca los poros abiertos y los detalles de las alas de la mosca que insiste en pararse en este monitor y que no puedo matar porque se me apachurra poquito el corazón.