Hay personas pesimistas a las que todo les sale mal, siempre traen nuevas desgracias para contar, dicen que no saben cómo es que pasa, todos parecen tener buena suerte, pero ellos no...y bueno, se quejan, y se quejan mucho.
Yo nunca sé exactamente qué decir, porque todo lo toman a mal. Si se me escapa algún comentario optimista, llegan a negarlo con tanta pasión...creo que disfrutan sentirse desgraciados, ya no hay nada que hacer, yo me enfado y desespero y...mejor me callo.
Quisiera saber qué pasará el día que despierten con el pie derecho y todo vaya bien, o más o menos como deben de ir, que la mala suerte deje de ponerles piedras en el camino. Probablemente quedarán más tristes porque los recursos para llamar la atención se habrán terminado ya, y nadie querrá oír historias de éxito repentino. O aceptarán la felicidad y no la dejarán escapar, y los quejumbrosos se acabarán.
