28.6.11

Y se fue la primera mitad del once.



En seis meses me quedó claro que la edad pocas veces significa algo, así que dejó de ser un obstáculo...mental. Me familiaricé con términos comerciales y con el lenguaje empresarial, también aprendí a lidiar con funcionarios desagradables. Me percaté de que llorar no es exactamente sinónimo de debilidad, pero que ayuda a espantar tensiones.

Entendí que pocas veces las personas están solas porque así lo quieren, que aquellos que se autodenominan los más raros y dementes son los más ordinarios y cuerdos, admití que no es que el mundo no quiera saber, sino que no sabe escuchar.

Me enteré de que sí tengo amigos, que existe gente por ahí que si me aprecia, con la que puedo construir y compartir, reafirmé la idea de que leer y ver te abren la mente, volví a creer que todo está en no clavarte y aprender a fluir, también supe que ésta estabilidad es lo que la gente llama felicidad, y que si no le encuentro gusto a lo que vivo ahora, no lo haré nunca.

Hoy amanecí agradecida y feliz. 

Fin.