4.7.11
Historias de violencia inútil.
Me golpearon.
Comenzó a torcerme los dedos, luego se subió en mi, y me dió un par de cachetaditas, después me pateó con entusiasmo el torso y me mordió el cuello.
Yo le propiné unos manotazos lamentables que no hirieron a nadie, pero que me sirvieron para liberar energía...creo. Luego no sé como su cabeza estuvo a mi alcance y le di una mordida a su cuero cabelludo, finalmente le di un golpe en la nariz (sin la intención).
Paramos toda esa reyerta en seco porque dijo que le dolía mucho la nariz. Luego volvimos a la normalidad y sugirió que deberíamos hacer eso mas seguido, que se sentía bien...yo lo dudo bastante; hoy amanecí con moretones donde no sabía que salían y un chichón que no combina con nada.
Me recordó a los niños de la novela de Agota Kristof, esos que se golpean para entrenar el cuerpo y domar la mala voluntad. A mí me duele el cuerpo, con cada estornudo y con cada risa, pero mi espíritu sigue intacto y feliz, y para celebrar, iré a zamparme unos churritos con azúcar o un café, todo eso mientras veo posibles gotitas de lluvia contra el cristal.