11.7.12


Fui con una homeópata por complacer, pero no resultó tan malo. Mi hermana mayor, la doctora, manifestó siempre que los homeópatas eran unos farsantes sin oficio, vagos rateros, mentirosos, timadores... pero fui. Me dio unas gotas para que el estrés de la vida cotidiana no me resulte dañino y platicamos. Los remedios florales deben de tranquilizarme y dejarme algo turulata, según ella. No estaba muy convencida de los beneficios de la medicina alternativa, pero exploraré un poco. Ahora estoy relajada, no tengo calor, no tengo frío y sospecho que tampoco tengo ganas de trabajar... creo que no es por chochos ni por aceites de flores, sino por esto, esto, este otro, y este también. El miércoles está bonito y tengo ganitas de estar tirada en una banca comiendo jericallas.