18.1.12

Me gusta pedalear. 
Pedalear con audifonos en las orejas, pedaleando siempre, pedaleando de día y también de noche. 
A veces lo hago tanto tiempo que ya no siento las piernas, y entonces imagino que mi bicicleta va sobre una montaña empinada...

Pero no. La bicicleta no va sobre montañas empinadas, ni sobre calles; me regalaron una bicicleta fija, así que sólo va sobre los mosaicos de mi sala. 
Hoy la quiero usar frente a mi ventana y sentir el aire en la cara...