Mi cabeza tiene un peso que no sabía que tenía, cada que cierro los ojos se cae un poquito a la izquierda o a la derecha, temo que no es por mi cerebro gordo, o la falta de vertebras, sino porque estuve riendo como una orate, mientras, entusiasta, empinaba ambos codos.
Ahora estoy tan feliz y tan relajada que no quiero pensar en cómo será mañana en la mañana...sólo quiero llenar las tripas con algo apetitoso y dormir, dormir hasta que me duela la cabeza o mi mamá me despierte con las canciones de Menudo.
Ni siquiera recordaba que De-Phazz fuera tan bueno...ni las hamburguesas de la esquina.
Qué bonito se ve todo desde aquí.