El pintor no es tan alto ni tan corpulento, tiene un nombre bonito con el que me he emocionado otras veces, su ropa es normal, su acento no es de ningún otro lugar.
Dice que está feliz de verme, yo también lo estoy. Platicamos de cosas varias, de tonterías, digo comentarios estúpidos y a veces sonríe.
En esos días, especialmente en esos días, yo me siento fatigada y no pienso en otra cosa que mi proyecto terminado, me pongo ansiosa y eso trae problemas, y después una verborrea, luego ya nada.
Quiero al cocodrilo de vuelta.