5.9.11

Tic, toc, tic, toc.

Hoy amanecí con suerte; una mujer en Burkina Fasso me ha escrito varias veces diciendome que es víctima de su mala madrastra que quiere robarle chorrocientos millones de dólares y necesita mi ayuda, me parece muy genuina, así que le ayudaré a...no lo sé, nunca he terminado de leer ese bello spam hasta el final.

De finales, de eso se trata el mes que apenas empezó. De un óvulo que se cansa de esperar y baja hasta mis calzones donde explota, y mi cabeza se llena de inmundicia, de pesadez y de mal humor...

Tras un arrebato de felicidad dejé todo tirado y me salí a la calle como una loca desquiciada. Tomé un tren, después tomé otro, compré unas pulseras de hilo que no me duraron, caminé bajo una lluvia enfadosa pero refrescante y entré al cine a ver una película de changos violentos dando saltos imposibles en el Golden Gate.

El resto del día hubiera sido maravilloso, pero un chiflado a bordo de un auto blanco llegó a ensuciar todo cuando se sacó el pene y me hizo señas para que lo mirara, ough
 De regreso tomé un autobús y estuve mirando la calle a través de una ventanilla raspada y sucia. En la noche, los gritos de la gente me pusieron de mal humor, nunca sé muy bien cómo escuchar la ciudad.
 
El sábado termina mi proyecto más intrigante, después de cuatro meses de trabajar sin luz roja. 
Mañana martes, tengo una entrevista que podría cambiar el futuro...ni siquiera he preparado el material, estoy saturada de información, tengo miedo de que un día se me inflame tanto el cerebro que estalle y que la gente se salpique de tanta mierda que tengo adentro.