12.7.11

Viñetas de martes.











a) Un puberto va en bicicleta, esquiva todo, va muy rápido, de repente me pega las prisas. Muy cerca de ahí, está la chica que baja las escaleras del puente, no mira a los lados, sólo se acomoda el cabello detrás de las orejas,  casi se encuentran y la chica ladra alguna grosería y lanza una patada malograda, que no le llega al otro, movimiento torpe. 
Las personas que están en la plaza empiezan a reírse y a hacer chistes, yo me río también.








b) El taxista me contó, orgulloso, que siempre limpiaba su coche antes de partir. Empecé a mordisquear un poco el baguette, me aburre el tipo, no deja de parlotear de lo limpio que es. Luego le pregunté lo que le pregunto a todos los taxistas cuando me harta su conversación, pero no funciona. Cuando le doy las gracias y me bajo del auto, doy una última mirada al interior del taxi, sin querer le he dejado de recuerdo una hoja de lechuga embarrada de mayonesa.  








c) En siete meses logré lo que no se pudo en dos años. Aplaudí, me estiré los cachetes, no podía creer. La emoción de ese momento se ha apagado un poco, pero todavía sonrío cada que lo recuerdo, cada cinco minutos. Mañana trabajaré sonriente y de buena gana, eso estoy segura. No sé qué deba pasar después, ni para dónde debo apuntar. Mi mamá me convenció de que lavar los platos era buena terapia, lo hice y me siento estafada; lo único que cambia es que tengo la blusa húmeda y las manos rasposas como un ladrillo. 
Además busqué ‘medicina’ en Google, y me dijo en las sugerencias que ‘la mejor medicina es un ánimo gozoso’, así que le voy a creer.