12.6.11

La maestra Alicia.


Cuando estaba en la primaria, viví un par de meses con una anciana  que siempre se jactó de tener el himen intacto, que no tenía nariz, que guardaba billetes entre las páginas polvorientas de una biblia, que le había quitado los seguros a las puertas, que no me dejaba usar champú ni crema humectante, y que creía que los vídeos de Kylie Minogue eran una mala influencia en mi comportamiento, así que me quitó la televisión.

Se quedó sola porque sus familiares dejaron de visitarla y mi abuela de recibirla porque temía que se le muriera en un sillón, además de que era rarísima y olía a polvo; a nadie le gusta el polvo.

Cada mañana me despertaba con unos gritos roncos de pajarraco, yo le ayudaba a vestirse y le daba un poco de comer. Después pasaba un taxi por nosotras, conducido por un tipo que siempre traía la misma canción de Shakira, también se quejaba de todo lo que veía, siempre.

Me dejaba primero en la escuela, luego a ella en la primaria donde seguía dando clases, no sé cómo si casi ya no podía hablar. Yo volvía por algunas horas a un mundo normal donde la gente tenía nariz y valoraba la privacidad, donde los niños eran tratados como niños y no como enfermeras…hasta que el mismo taxista me recogía de la escuela, y volvía a esa casa con aromas añejos y puertas sin seguros.

Después hubo una bronca por ahí, y ya no me quedé con ella, poco después ella se murió.
No estoy segura si alguna vecina la encontró tiesa en su cama, o si murió bien atendida en algún hospital, pero yo si la pasé mal las siguientes semanas, hasta que mi cuerpo empezó a cambiar y lo último en lo que quería pensar era en la anciana, tenía cosas más importantes que atender.

Ya van varios días que no dejo de pensar en ella, en realidad me da un poco de tristeza su historia, también parece un poco lamentable que haya ancianos así de solos y abandonados, quiero hacer algo al respecto, aún trato de definir qué y cómo. Planeo vivir hasta que necesite pañales y se me caigan los dientes, o hasta que los recuerdos se me confundan con los sueños o las fotografías, y necesite la ayuda de alguien para ir a vaciar los intestinos…no me gustaría pasar mis últimos días en una cama dura, sólo viendo el techo.
Pero esto es sólo una ilusión, tal vez me muero mucho antes, nunca se sabe, nadie sabe nada.